Educación sentimental para la niña de tus ojos

Picnic junto al camino. Arkadi y Borís Strugatski


Picnic junto al camino. Arkadi y Borís Strugatski

De la entrevista realizada por el enviado especial de radio Harmont al doctor Valentine Pilman, premio Nóbel de física 19..


  –Tengo entendido, doctor Pilman, que su primer descubrimiento de importancia fue lo que ha dado en llamarse el Foco Irradiador de Pilman.

  –No lo creo. El Foco Irradiador de Pilman no fue el primero, ni fue importante; ni siquiera fue un descubrimiento. Por otra parte tampoco fue del todo mío.

  –Debe estar bromeando, doctor. El Foco Irradiador de Pilman es un concepto corriente hasta para los escolares.

  –Eso no me sorprende. Según algunas fuentes, el Foco Irradiador de Pilman fue descubierto por un escolar. Por desgracia no recuerdo cómo se llamaba. Búsquelo en la Historia de la Visitación, de Stetson; allí está descrito con lujo de detalles. Él sostiene que el foco irradiador fue descubierto por un escolar, que fue un estudiante universitario quien publicó las coordenadas, pero que por alguna razón desconocida, se le dio mi nombre.

  –Sí, con cualquier descubrimiento pasan cosas sorprendentes. ¿Le molestaría explicar a nuestros oyentes de qué se trata, doctor?

  –El Foco Irradiador de Pilman es la cosa más simple del mundo. Supongamos que hacemos girar un globo enorme y disparamos balas contra él. Los agujeros de esas balas quedarán marcados en la superficie en una suave curva. La base de lo que para usted es mi primer descubrimiento de importancia consiste en el simple hecho de que las seis Zonas de Visitación están dispuestas sobre la superficie del planeta como si alguien hubiera disparado seis tiros hacia la Tierra con una pistola ubicada en algún punto de la línea Tierra–Deneb. Deneb es la estrella Alfa en la constelación de Cygnus. El punto espacial del que provienen los disparos, por así decirlo, se llama Foco Irradiador de Pilman.

  –Gracias, doctor ¡Compañeros harmonitas! ¡Al fin hemos recibido una clara explicación de lo que es el Foco Irradiador de Pilman! A propósito: anteayer se cumplieron treinta años de la Visitación. Doctor Pilman, ¿quiere decir a sus conciudadanos algunas palabras sobre el particular?

  –¿Hay algo que le interese en especial? Recuerde que yo no estaba en Harmont por entonces.

  –Por eso mismo será aún más interesante saber qué sintió usted al enterarse de que su ciudad natal era el centro de una invasión de seres ultracivilizados provenientes del espacio.

  –Para serle sincero, al principio pensé que eran mentiras. Me costaba creer que pudiera pasar algo así en nuestra pequeña Harmont. Habría sido más plausible en Gobi o en Terranova.

  –Pero al fin tuvo que creerlo.

  –Ah sí, al fin...

  –¿Y entonces?

  –De repente se me ocurrió que Harmont y las otras cinco zonas de Visitación... Perdón, me equivoco: por entonces había sólo otras cuatro zonas conocidas. Se me ocurrió que todas entraban en una leve curva. Calculé las coordenadas y las envié a Naturaleza.

  –¿Y no se preocupó en ningún momento por la suerte de su ciudad natal?

  –La verdad es que no. Vea, aunque yo había llegado a creer en la Visitación, no podía convencerme de que había algo de cierto en esos informes histéricos sobre barrios incendiados, monstruos que devoraban selectivamente sólo a los viejos y a los niños, batallas sangrientas entre los invasores invulnerables y los tanques reales, tripulados por humanos muy vulnerables, pero valientes y decididos.

  –Tenía razón. Si mal no recuerdo, nuestros periodistas arruinaron bastante la información. Pero volvamos a la ciencia. El descubrimiento del Foco Irradiador de Pilman fue el primero, pero no el último, probablemente, de sus aportes al estudio de la Visitación.

  –El primero y el último.

  –Pero sin duda usted se mantendrá muy al tanto de la investigación internacional que se lleva a cabo en las Zonas de Visitación.

  –Sí. De vez en cuando leo los Informes.

  –¿Se refiere a los Informes del Instituto Internacional de Culturas Extraterrestres?

  –Sí.

  –En su opinión, ¿cuál ha sido el descubrimiento más importante en estos últimos treinta años?

  –La Visitación en sí.

  –Perdón, no comprendo.

  –La Visitación, en sí, es el descubrimiento más importante, no sólo de los últimos treinta años, sino de toda la historia de la Humanidad. No importa tanto saber quiénes fueron esos visitantes. No importa saber de dónde venían, por qué vinieron, por qué se quedaron tan poco tiempo ni dónde están desde que se fueron de aquí; lo que importa es que la humanidad ahora puede estar segura de algo: no estamos solos en el universo. Temo que el Instituto de Culturas Extraterrestres jamás tendrá la buena suerte de hacer un descubrimiento más fundamental que ése.

  –Lo que usted dice es fascinante, doctor Pilman, pero en realidad yo me refería a descubrimientos y progresos de índole técnica. A descubrimientos y progresos que nuestros científicos y nuestros ingenieros pudieran utilizar con provecho. Después de todo, muchos científicos famosos han sugerido que los descubrimientos hechos en las Zonas de Visitación podrían cambiar todo el curso de nuestra historia.

  –Bueno, yo no estoy de acuerdo con esa opinión. En cuanto a descubrimientos, específicamente hablando, no caen dentro de mi especialidad.

  –Sin embargo usted, desde hace dos años, es asesor por el Canadá de la comisión de las Naciones Unidas que estudia los Problemas de la Visitación.

  –Sí, pero no tengo nada que ver con el estudio de las culturas extraterrestres. En la Comisión, mis colegas y yo representamos a la comunidad científica internacional cuando surgen dilemas al poner en práctica las decisiones de las Naciones Unidas con respecto a la internacionalización de las Zonas. Dicho en otros términos: nuestra función es ver que todas las maravillas extraterrestres halladas en las Zonas vayan a manos del Instituto Internacional.

  –¿Hay alguien más que se interese por esos tesoros?

  –Sí.

  –¡Supongo que se refiere a los merodeadores!

  –No sé qué es eso.

  –Así llamamos en Harmont a los ladrones que arriesgan la vida entrando a la Zona para llevarse todo lo que encuentran al alcance. Se ha convertido en una verdadera profesión.

  –Comprendo. Pero no, eso no está dentro de nuestra jurisdicción.

  –Por supuesto, es cosa de la policía. Pero me gustaría saber qué es lo de Cygnus. El punto espacial del que provienen los disparos, por así decirlo, se llama Foco Irradiador de Pilman.

  –Gracias, doctor ¡Compañeros harmonitas! ¡Al fin hemos recibido una clara explicación de lo que es el Foco Irradiador de Pilman! A propósito: anteayer se cumplieron treinta años de la Visitación. Doctor Pilman, ¿quiere decir a sus conciudadanos algunas palabras sobre el particular?

  –¿Hay algo que le interese en especial? Recuerde que yo no estaba en Harmont por entonces.

  –Por eso mismo será aún más interesante saber qué sintió usted al enterarse de que su ciudad natal era el centro de una invasión de seres ultracivilizados provenientes del espacio.

  –Para serle sincero, al principio pensé que eran mentiras. Me costaba creer que pudiera pasar algo así en nuestra pequeña Harmont. Habría sido más plausible en Gobi o en Terranova.

  –Pero al fin tuvo que creerlo.

  –Ah sí, al fin...

  –¿Y entonces?

  –De repente se me ocurrió que Harmont y las otras cinco zonas de Visitación... Perdón, me equivoco: por entonces había sólo otras cuatro zonas conocidas. Se me ocurrió que todas entraban en una leve curva. Calculé las coordenadas y las envié a Naturaleza.

  –¿Y no se preocupó en ningún momento por la suerte de su ciudad natal?

  –La verdad es que no. Vea, aunque yo había llegado a creer en la Visitación, no podía convencerme de que había algo de cierto en esos informes histéricos sobre barrios incendiados, monstruos que devoraban selectivamente sólo a los viejos y a los niños, batallas sangrientas entre los invasores invulnerables y los tanques reales, tripulados por humanos muy vulnerables, pero valientes y decididos.

  –Tenía razón. Si mal no recuerdo, nuestros periodistas arruinaron bastante la información. Pero volvamos a la ciencia. El descubrimiento del Foco Irradiador de Pilman fue el primero, pero no el último, probablemente, de sus aportes al estudio de la Visitación.

  –El primero y el último.

  –Pero sin duda usted se mantendrá muy al tanto de la investigación internacional que se lleva a cabo en las Zonas de Visitación.

  –Sí. De vez en cuando leo los Informes.

  –¿Se refiere a los Informes del Instituto Internacional de Culturas Extraterrestres?

  –Sí.

  –En su opinión, ¿cuál ha sido el descubrimiento más importante en estos últimos treinta años?

  –La Visitación en sí.

  –Perdón, no comprendo.

  –La Visitación, en sí, es el descubrimiento más importante, no sólo de los últimos treinta años, sino de toda la historia de la Humanidad. No importa tanto saber quiénes fueron esos visitantes. No importa saber de dónde venían, por qué vinieron, por qué se quedaron tan poco tiempo ni dónde están desde que se fueron de aquí; lo que importa es que la humanidad ahora puede estar segura de algo: no estamos solos en el universo. Temo que el Instituto de Culturas Extraterrestres jamás tendrá la buena suerte de hacer un descubrimiento más fundamental que ése.

  –Lo que usted dice es fascinante, doctor Pilman, pero en realidad yo me refería a descubrimientos y progresos de índole técnica. A descubrimientos y progresos que nuestros científicos y nuestros ingenieros pudieran utilizar con provecho. Después de todo, muchos científicos famosos han sugerido que los descubrimientos hechos en las Zonas de Visitación podrían cambiar todo el curso de nuestra historia.

  –Bueno, yo no estoy de acuerdo con esa opinión. En cuanto a descubrimientos, específicamente hablando, no caen dentro de mi especialidad.

  –Sin embargo usted, desde hace dos años, es asesor por el Canadá de la comisión de las Naciones Unidas que estudia los Problemas de la Visitación.

  –Sí, pero no tengo nada que ver con el estudio de las culturas extraterrestres. En la Comisión, mis colegas y yo representamos a la comunidad científica internacional cuando surgen dilemas al poner en práctica las decisiones de las Naciones Unidas con respecto a la internacionalización de las Zonas. Dicho en otros términos: nuestra función es ver que todas las maravillas extraterrestres halladas en las Zonas vayan a manos del Instituto Internacional.

  –¿Hay alguien más que se interese por esos tesoros?

  –Sí.

  –¡Supongo que se refiere a los merodeadores!

  –No sé qué es eso.

  –Así llamamos en Harmont a los ladrones que arriesgan la vida entrando a la Zona para llevarse todo lo que encuentran al alcance. Se ha convertido en una verdadera profesión.

  –Comprendo. Pero no, eso no está dentro de nuestra jurisdicción.

  –Por supuesto, es cosa de la policía. Pero me gustaría saber qué es lo que cae dentro de su jurisdicción, doctor Pilman.

  –Hay una constante pérdida de materiales provenientes de las Zonas de Visitación que caen en manos de personas u organizaciones irresponsables. Nosotros debemos encargarnos de las consecuencias de esas pérdidas.

  –¿Podría explicarse mejor, doctor?

  –¿Por qué no hablamos de arte, mejor? ¿No cree que a los oyentes les interesaría conocer mi opinión sobre el incomparable Godi Müller?

  –¡Por supuesto! Pero antes me gustaría terminar con la parte científica. Como científico, ¿no le gustaría tener un contacto directo con los tesoros extraterrestres?

  –¿Cómo le diré? Supongo que sí.

  –En ese caso, ¿podemos esperar que un buen día los harmonitas podamos ver a nuestro famoso conciudadano en las calles de su ciudad natal?

  –Puede ser.

Arkadi y Borís Strugatski

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